Periodo de cambio ya casi encima. Hasta ahora tu familia era lo importante. A ellos, a nosotros, siempre dices sí. Giro. El no, será ahora para tus padres y el sí incondicional para el grupo. Importante que te acepte el grupo, pero nunca digas sí al grupo si valorar antes la invitación.

 

Qué grande te veo, Álvaro, ya no puedo levantarte cuando vienes corriendo a abrazarme, si no que tengo que anclarme al suelo porque temo que me arrolles con tu ímpetu, con tu fuerza, con tu vitalidad, con tu cariño.

 

Esta primavera te has ido a la nieve con tu colegio, con tus amigos, con tu incertidumbre. Quince días son muchos días. Y ahí te hemos visto, deslizándote con facilidad por las pistas, observando, aprendiendo, sin perder detalle, metáfora de tu deslizarte por la vida.

 

Álvaro, qué lástima llevar en tu nombre una esdrújula con toda su elegancia y sonoridad, para terminar siendo una aguda y gutural, francamente fea…, eso son secuelas de perder, poco a poco, tus raíces.

 

Felices once.

 

Dos días antes de este cumpleaños tuyo, Álvaro, ardió Notre Dame…

 


Deja un comentario