Nunca había sentido esta sensación, pero llevo un cierto tiempo sintiendo que, a menudo, transito por un campo de minas. Es cierto que yo he sido siempre de un pisar leve, de un deslizarme de forma casi etérea y eso me va valiendo, pero estoy cansada, horriblemente cansada de este caminar sin molestar. Tengo la necesidad de pisar fuerte, de dar pisotones…

 
Si no fuera porque yo volaría por los aires, me encantaría ir dando sonoros pisotones sobre cada mina que me han colocado para tentarme, para ver si entro al trapo, para el ensañamiento, para la sangre…

 

Aunque tengo la absoluta certeza de que, cumplido un tiempo, un tiempo en el que ya nada me importe, porque estaré más cerca de allá que de acá, podré saltar sobre las minas y lograr que todas exploten y que más que volarme a mí dejen al descubierto la mala intención y la perfidia de los que me las colocaron y sobre todo, porque al otro lado del campo de minas veo, no la felicidad, sino algo mucho más importante, LA TRANQUILIDAD…


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