Mar

14

Condurar

Pues es un verbo que aprendí a conjugar en mi infancia y que me ha servido para administrar un poco mejor mi vida.

 

Era corriente en mi pueblo. Mi madre, mi abuela, mi bisabuela, esta última era la que mejor “conduraba”; todas me enseñaron, a costa de repetírmelo día a día, a condurar las cosas.

 

El símbolo y primera lección era a través del pan con chocolate de la merienda. No había vez que te lo dieran que no te advirtieran con extrema seriedad: “condúralo, que te conozco y si te comes el chocolate y te queda el pan tendrás que comértelo solo”. Y tú, aprendiendo a ser buena administradora, te lo ibas comiendo de forma que si las dos cosas llegaban juntas al final, ¡habías triunfado!

 

Pero este verbo está en desuso, nuestros niños no aprenden a condurar y eso les pasará factura.

 

Así, estoy convencida de que mi proyecto vital ha ido desarrollándose con cierta armonía, casi nunca me he tenido que comer el pan solo, seco y duro, y, ahora mismo, estoy empeñada en la dura tarea de condurar la vida…


Deja un comentario