Hoy, esta mañana, me he quedado en silencio. No oía radio. La tele estaba muda. Nada de música. En la calle parecía que todo se había paralizado. Abría un grifo y el agua que salía se empeñaba en no sonar. El teléfono se ha esforzado en callar. Nada. No sonaba nada. Yo, entonces he podido oír mis pensamientos. Y por eso he sabido que no estaba muerta. Morirte es caer en el silencio, pero sin poder oírte, sin poder poner atención a los pensamientos que te hablan…