Pues, la verdad, es que llevo tantos años pensando que es un adorno de mi escalera que, descubrirle otra función, me ha dejado sorprendida.

Es la barandilla. Yo creía que adornaba, que había que pintarla de vez en cuando, que se podía sustituir por otra más nueva y de otra madera, que mis hijos podían deslizarse por ella cuando nadie les veía, que cogía mucho polvo en verano, que delimitaba los tramos de la escalera, que y más que…

Resulta que no, que, principalmente, eso está ahí porque tú, llegado el momento, tienes que agarrarte para bajar o subir porque puedes tropezar y terminar en el portal. Pues bien, yo, ya me agarro…


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