Seguro que a todos nos ha pasado. Nos han regalado algo que, tú sabes fijo, estaba en el cajón de una amiga, suelen ser amigas mayormente, esperando a quien largárselo. Así te puede caer hasta un cenicero de los ochenta, ahora que nadie fuma, de hecho a mí me acaba de llegar uno. O un colgante hippy medio oxidado, a mi me acaba de llegar otro…
Pero, para practicar esto del reciclaregalos, hay que ser precavidos y tener presente unas cuantas reglas:

Primera y principal: poner el nombre de procedencia, cuando lo guardas para rerregalarlo a otro, porque puedes encasquetárselo al mismo que te lo dio años ha.

Así mismo hacer una lista de los que estaban delante, porque la gente tiene mucha memoria…

Limpiarlo antes, que no se vea manoseado.

Usar un papel nuevo y no reciclado también, esto ya es el colmo del ahorro, ni la crisis lo justifica.

Ser cuidadoso al elegir entre todos los relicarios que guardas y no elegir un cenicero, ahora que todo el mundo se deshace de ellos, canta demasiado, los ceniceros mejor donarlos al museo del humo.

Así, con unas normas mínimas, quedarás como una reina con tu reciclaregalo, pero, desde luego, si no eres listo, es mucho más digno ir sin regalo y felicitar con un abrazo a tu amiga.


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