Hay un día en tu vida en el que te empiezas a dar cuenta de la importancia del DES.
¡Maldito prefijo!
Denota negación o inversión del significado y nunca antes habías reparado en él porque apenas tenía cabida en tu rutina, pero ahora te levantas y empieza tu retahíla:
- DEScafeinado para desayunar porque la tensión está alta.
- DESganado, porque lo que puedes comer no es apetecible.
- DESmotivado porque ¿a dónde vas?
- DEScontento, porque el cuerpo que te alberga empieza a ser una ruina.
- DESacertado, porque ya no haces nada a derechas para los que te rodean.
- DEScabalgado, de la actualidad y los inventos que te dejan:
- DESbordado.
- DESventurado, porque ves como, poco a poco, estorbas.
- DESgraciado, que viene a ser lo mismo.
- DESconcertado, porque no te explicas como ha llegado esto a ti, tan pronto.
- DESatendido, por aquellos que, tú crees, que no deberían hacerlo.
- DESvelado, porque duermes bastante regular pensando que, en cualquier momento, puedes estar
- DESahuciado.
Esta, no soy yo, pero lo tengo encima…