Yo recuerdo a mi bisabuela, la primera, a mi abuela, después, a mi madre, por supuesto, ahora yo y espero que lo siga mi hijo, que parece interesado en el tema.

El potaje siempre sabía igual.img_42443

Ingredientes:    

  • Garbanzos (de los galbeñitos, mejor)
  • Judías blancas
  • Bacalao
  • Espinacas
  • Chirlas
  • Azafrán
  • Una cebolla
  • Un ajo
  • Vinagre
  •  Una rebanada de pan
  •  Aceite de oliva

 Preparación:

 Las judías y garbanzos se ponen en remojo la noche antes con un poco de sal. Al día siguiente se escurre el agua y se ponen a cocer en agua fría y abundante, si es posible, en olla de barro, tempranito, con el bacalao cortado en trozos y poco desalado para que sea este el que dé el sabor al guiso sin necesidad de añadir sal. La cocción debe ser muy leeeenta, es el secreto. Cuando las legumbres están cocidas se quita el agua que se considere oportuno para que quede el caldo justo antes de aderezarlo.

En una sartencita con abundante aceite y bien caliente se fríe una rebanada de pan del día anterior. Se saca y se pone en el mortero rociándola de buen vinagre de vino. En el mismo aceite se fríe el ajo, la cebolla, cortada en aros y una vez fritos se juntan con la rebanada de pan y un poco de azafrán. Se maja todo cuidadosamente y se echa a la olla. Previamente se ha vertido sobre los garbanzos y judías el aceite caliente de los fritos. A continuación se añaden las chirlas bien lavadas. En una sartén grande se rehogan las espinacas con una pizca de sal, sin hervir previamente. Una vez bien rehogaditas se añaden a la olla y se deja cocer todo, lentísimamente una media hora más. Una vez retirado debería reposar, al menos, una hora, y si se como al día siguiente, sin duda, el plato habrá ganado en sabor y textura. Placer de Semana Santa.


Deja un comentario