Tenemos el cuerpo dividido, claramente, en dos mitades, que no tengo claro si forman unidad o son independientes. De cintura para arriba  es la parte noble. A esta parte noble dedicamos gran esfuerzo en el aseo, lo que denota el gran aprecio que sentimos por ella: la lavamos cuidadosamente, cuidamos las uñas, lavamos el pelo, los dientes, tenemos mil productos para este fin, nos cambiamos la parte de ropa que le corresponde diariamente, la adornamos con colgaduras, pinturas, si procede…, pero vayamos a la parte b del cuerpecito: vaqueros sucios, vaqueros rotos, vaqueros con bordes carcomidos, zapatillas renegridas, uñas dudosas…, ¿cuál es el secreto de esta convivencia perfecta entre la parte a y la parte b? Es otro de los misterios de la vida…


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