Conozco a varias, o quizás a muchas, es cuestión de verlo despacito, porque incluso algunas que no parecen serlo, si rascas un poquito, aparece la dama.

Son mujeres que necesitan un caballero a su lado, en su vida, alguien que les libre del dragón, que de la cara por ellas y si es posible que se la partan porque así serían más caballeros ellos y más dulcineas ellas, ¡donde va a parar!, alguien que deshaga sus entuertos, que les suelte loas en el momento preciso, y que lanza en ristre vaya abriendo sus caminos y limpiándolos de gigantes amenazadores.

Es una pena, porque algunas de estas dulcineas son muy válidas, ellas solitas podría manejar la lanza, pero es mucho más dulce cobijarse bajo la sombra del escudo de su caballero y entretenerse en sacarle brillo.


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