Ha sido hoy mismo, no estaba prestando demasiada atención a la radio,  pero de pronto digo: a este pedante lo he oído antes. Y claro era ÉL, él pontifica, él tiene quince mil libros, que seguro no ha leído o de esos quince mil trece mil quinientos ochenta relatan la grandeza de ser catalán, él sabe seis idiomas, que aquí si que yo he prestado la máxima atención porque claro, me he dicho: pues mira sabe otras lenguas, puede otear la vida desde otra perspectiva que no sea el Montserrat, pero él sabe, atención, catalán, of course; castellano, a su pesar; gallego; portugués; francés porque están ahí, paisso catalans; ¿italiano? habría que verlo, y ahora está ¡aprendiendo inglés! a ver si lo consigue y puede entenderse con algunos que no estén en el Próximo Mediterráneo.
El personaje saca un poco de quicio, pero no porque se le hayan hecho campañas duras en contra, él lo consigue solito. Él es en si mismo un bloque, que no es capaz de dar un titular ingenioso a la periodista que se lo pone a huevo; además, es grandilocuente, un poco “cura” y cansino, siempre con el mismo soniquete, y si no escuchadlo, escuchadlo…, yo no puedo con ÉL.


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