Cuando alguien como yo tiene un blog  y una buena mañana entra a ver las estadísticas de sus visitas y descubre con emoción que alguien desde Los Ángeles ha estado patinando por tus escritos, buscando no sé sabe que cosa que ha escrito en Google, pues no te queda más remedio que escribir esto en inglés y volver a emocionarte y pensar que fascinante aventura es esta de Internet que permite que mi GARIPOTAINA esté al alcance de cualquier persona, de cualquier lengua, de cualquier condición, de cualquier lugar del mundo de cuyo nombre quiero acordarme.


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