Ya se han pasado los Reyes. Cada año los veo un poquito más viejos, más cansados, más escépticos, más ¿orientales?
Estoy mirando su rastro y, como cada año nada. Este les había escrito que a mi vecina de enfrente, que vive sola y es muy vieja, le trajeran compañía y se llevaran un poco de su soledad, pero ya habían recogido mucho de esto, ya que parece ser que ahora las cartas tienen una clara tendencia a pedir que se lleven, no que dejen. Lo siento Isabel.
Había pedido para el moro que veo desde mi ventana que le funcione mejor el negocio de fruta, pero como se ve que es moro, pues nada que hacer.
También les había insinuado que haber si era posible que la gente que me rodea no me cuente rollos, pero esta misma mañana tomando el café he comprobado que tampoco me lo habían concedido.
Y de lo mío, de lo que de verdad me importa, nada de nada, se ve que es difícil, me han dicho ellos que ya veremos el año que viene, pero yo cada año lo veo peor. No sé…