Cuánto me gustaría que aquellos que me importan aprendieran de mí todo lo que yo ya sé sin necesidad de sufrir las consecuencias de ese aprendizaje.
Cuánto me gustaría que supieran que sonreír, siempre te devuelve sonrisas.
Que el mundo no se mueve por el dinero, sino por la vanidad.
Que tú madre es tu único valor seguro y que no ha vivido lo suficiente para que tú se lo digas.
Que los amigos lo son mientras no falta la cerveza.
Que lo más sencillo es lo más valioso.
Que el tiempo es cera.
Que los afectos se sustentan sobre los intereses.
Que me entendieran aún sin hablar.
Que la soledad es el gran abismo en el que te puedes hundir.
Cuánto me gustaría no estar sola a la hora de irme.
Cuánto me gustaría que los que vienen detrás de mí aprendieran todo y más y cuanto antes, porque realmente tú empiezas a saber cuando empiezas a morirte.