Oct

12

Buenistas

Últimamente me ha dado por fijarme en los buenistas y en los malistas, afortunadamente, también los hay que no son ni una cosa ni otra, porque si no la vida sería insoportable. Aunque puestos a elegir dame un malista, que se pasa el día alardeando de malo y a poquito que rasques sale un bueno como dios manda.

Hay muchos de los primeros, de los buenistas, no creía yo que tantos. O es que a mí me ha dado por descubrirlos. Se pasan el día lanzándonos mensajes de que ellos son muy buenos, buenísimos, y todo su afán es que los demás lo sepan, viven para parecer buenos, hasta se peinan como los buenos: lloran con las desgracias ajenas, aunque no conozcan al «ajeno» que las sufre; el mundo les parece tan injusto…, pero no hacen ni lo más mínimo por remediarlo; jamás hablan mal del vecino, aunque están deseando; pobrecitos los inmigrantes, pero lejitos de mí; hay qué ver cuanta hambre en Somalia, pero mi cuenta corriente que no mengüe; yo es que soy muy sensible, me conmueve la belleza, me derrito con los niños, lloro en el cine. ¿Pararan algún día de decirnos tantas bondades que atesoran? Se está poniendo de moda. Yo vomito.


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