Se ha escrito mucho sobre esto. Doctores tiene la iglesia que lo han escrito hasta en latín, pero necesitas expresarlo cuando vas siendo consciente de ello: se deja de vivir cuando nadie te necesita. La sensación más plena de vida es sentirte necesitado. Te intuyes el rey del universo cuando tu pareja te hace sentir que no puede vivir sin ti, te sabes mucho más rey todavía cuando tus niños, realmente, no pueden vivir sin ti, te consideras un poco reyezuelo cuando tus amigos cuentan contigo para todo, te sientes muy bien  cuando piensas que, en tu trabajo, tu sitio es difícil que lo ocupe otro con tanto acierto, te proclamas casi dios cuando haces gestos de bondad con los de más abajo. En todos estos casos sientes que te necesitan, te consideras un poco imprescindible. Es al envejecer cuando uno va siendo consciente de que no sólo ya no es imprescindible, de que ya no le necesitan, y esa no necesidad implica que casi estorbas. Es esa pregunta que a veces hemos oído a algún anciano: ¿yo ya qué pinto aquí? Es muy difícil, pero ese sería el gran secreto: estar vivo pintando algo.


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