La frase es de mi abuela. Mi abuela es fuente inagotable de recuerdos interesantes, de frases llenas de sabiduría, de vivencias con fuerza, de esas que se esculpen en tu cerebro blandito de niño y que asoman al más mínimo estímulo. Quien no ha tenido abuelos se ha perdido una de las cosas mejores de la vida. Se ha perdido el cariño reposado, el consejo imprescindible, el tacto con la piel reseca en la que puedes leer, sin palabras, sólo pasando tus manos, recuerdos, historias y hasta algún cuento mil veces contado.
Pues es verdad, mi abuela era medio Dios, ella sola se lo atribuía, con mucha razón, cuando nos demostraba que ya nos lo había dicho, que eso pasaría, cuando adivinaba como actuaría una persona ante determinada situación, como reaccionaría alguien ante aquello. Ella siempre iba por delante, ella sabía y avisaba. En la Edad Media hubiera sido bruja, en la suya, sencillamente era muy lista, era muy fuerte, muy prudente, era sabia, era, sin lugar a dudas, medio Dios.