(En cuarentena)
Jamás, Álvaro, hubiéramos pensado, ni tú, ni yo, que celebrarías un cumpleaños en cuarentena.
Y, el de los doce, esos doce tan importantes, desde los que vas a abandonar tu colegio tan seguro y acogedor y te vas a trasladar a un instituto desconocido, con profesores desconocidos y compañeros imprevisibles. Que vas a empezar la batalla contra la adolescencia, en la que todos los cercanos seremos un poquito “enemigos”. Ojalá no deje cicatrices profundas en esa sensibilidad tuya con tan alto concepto de la justicia.
Es un cumpleaños en blanco y negro. Estás rodeado de seguridad y mucho cariño de padres y hermana, pero te van a faltar algunos abrazos importantes: los de tus abuelos. Y estos abrazos están contaditos, si te pierdes alguno, te pierdes mucho.
Tendrás que contar estas cositas tan sorprendentes que te está tocando vivir a los que vendrán detrás de ti. Daría algo por saber qué piensas de esta situación. Yo sé que tu mente tiene un trasiego considerable y que dentro de ella se mueven pensamientos que no transmites.
Delante de tus doce hay: incertidumbre ante el gran problema mundial que se nos ha venido encima; miedo; curiosidad; esperanza…
Mi miedo más grande es no poder volver a abrazarte, a darte besos sonoros de esos que tú llamas “besos de abuela…”
Felicidades, grandes y duraderas.