Hay que convivir con ella porque nos invade. De cada diez personas que trates al día seguro que ocho son simples. Y curiosamente el que es simple es malicioso, lo que agrava el trato con estos especímenes. A todo hecho y palabra ajena atribuyen mala intención. Razonar es tarea inútil porque el raciocinio es cualidad del inteligente. Se recomienda ahorrar energía sobre esto y escudarte tras “a palabras necias oídos sordos”.
Eso sí, no confundir nunca al sencillo y al simple. El primero actúa sin doblez ni engaño y dice lo que siente. El segundo es un mentecato y abobado que te complicará la vida si le atiendes y llegará a hacerte dudar de tu capacidad de entender al otro.
Ha cambiado el año. Es año nuevo y he salido a la calle con la esperanza de un cambio. Quería yo que los Reyes Magos hubieran atendido mi petición de que se llevaran a Oriente todo la SIMPLEZA que pudieran y la enterraran en el desierto, pero se ve que no les cabía en sus camellos. Ahí está, donde estaba ayer. Así es que me he vuelto a mi casa a buscar paciencia y un buen libro…