Septiembre. Tiempo de cambios, de lluvias, de vendimia, de higos…

Si tú tienes unas higueritas heredadas de tu abuelo y te siguen produciendo, tú sólo tienes que buscar a alguien, o tú mismo, que vaya a recoger los higos tempranito, (es importante recogerlos al amanecer). Entonces, con los que no hayas podido comerte al pie de la higuera pues vas, y haces una buena mermelada:

 

  • Tres kilos de higos (peso una vez quitada la piel)
  • Dos kilos de azúcar.
  • Zumo de un limón.
  • Medio vasito, pequeño, de coñac.

Pones, en la misma cacerola en la que lo vas a cocer, los higos pelados y hechos trocitos. Echas el azúcar y lo tienes macerando dos o tres horas. Después, lo pones a fuego lento y lo tienes hirviendo alrededor de una hora u hora y media, eso te lo dirá tu ojo. Debe tener una apariencia espesita y brillante. Diez o quince minutos antes de apagar le echas el zumo del limón y el coñac y sigues removiendo sin parar, siempre con una cuchara de madera. Una vez fría, llenarás ocho o diez tarritos de cristal de los medianos. La forma de conservación de los tarros depende de la duración que quieres que tengan. Si va a ser larga, ya sabes el proceso de hervir los tarros al baño maría, si no, los metes en el frigorífico y se conservan divinamente. Yo te aconsejo regalarlos, presta más. A mí ya sólo me quedan tres…


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