Es el momento de hacer una buena carne de membrillo. Ya llevan recogidos un mes, los membrillos, cogiendo ese tonillo dorado que les hace irresistibles.
Necesitamos:
Membrillos. Los míos son de secano y además el árbol lo plantó mi abuelo en medio de una viña. Importantes son las raíces…
Azúcar, zumo de limón y mucha paciencia porque es trabajoso.
Pelamos los membrillos, los troceamos y los ponemos a cocer con poca agua, sólo cubiertos de esta y con el zumo de un limón.
Cuando están blandos escurrimos el agua bien y con ellos todavía calientes y pasados por la minipimer, los mezclamos con el azúcar. Las abuelas decían que la misma cantidad que pesaba el membrillo pelado y troceado, yo pongo un poquito menos de azúcar, exactamente 850 gramos de azúcar por kilo de membrillo cocido y escurrido, y lo mezclamos, como hemos dicho, batiendo con una minipímer hasta que la pasta sea fina. Lo volvemos a poner en la olla y con una cuchara de madera cocemos esta mezcla, sin parar de remover, por lo menos durante una hora o dos, teniendo mucho cuidado porque esta masa tan espesa salta de la olla y puede originar quemaduras en cara o manos.
Una vez alcanzada la textura deseada lo volcamos en los moldes adecuados y tiene una larga duración. Se conserva tanto dentro como fuera del frigorífico.
Si te ha sobrado algún membrillo mételo en el baúl entre las sábanas limpias y verás aroma…