Es muy flexible el término. La vida es corta o la vida es muy larga. Esto lo manejamos según nuestros intereses. Si filosofamos sobre un fracaso, sobre un momento amargo, indeseado, oscuro, entonces la vida es muy corta, la vida no merece la pena, todo es falso, nadie se salva, todo es nada. Necesitamos creerlo así, necesitamos justificarlo, es nuestra tabla hacia la salvación, es nuestra coartada. Pero lo cierto es que la vida, esta vida, es demasiado larga para no tenerla en cuenta, y todo, realmente, todo y cada una de las cosas es digna de tenerse en cuenta, de valorar, de mejorar, de acoplar a nuestro caminar lo mejor posible para que podamos decir, mejor, qué larga es esta vida  pero que corta se me hace.


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