El noveno es septiembre. Del latín, september, por ser el séptimo mes en el antiguo calendario romano que comenzaba el año en marzo. Todo se centra en septiembre. Vuelve el orden. Volvemos a encontrar cada cosa donde estaba y eso da seguridad: ahí está tu trabajo, tus compañeros, el camarero que te pone el café como a ti te gusta nada más verte entrar por la puerta, tu vecina que ha vuelto del Caribe y sigue con sus mismos soniquetes. Se acabó la aventura del verano, las deshoras, la vista del mar que prometía mucho, pero que nunca cumple, las comidas desordenadas y diluidas en mucha cerveza. El noveno es dorado, es apacible, transparente, limpio, es como una madre que te acoge después de la resaca, que te pone en limpio, serena tus pensamientos y te deja dispuesto a seguir en la brega, a seguir en la lucha…, es septiembre.