Extraña pareja. Él cortesano y a la sombra del poder. Ella en su Villa y a sus cosas. Él caballero de una reina poderosa. Ella incondicional del Santísimo Sacramento. Él ausente de sus deberes familiares. Ella cobijaba bajo su sombra. Ella inteligente, noble, vital. Ella ayudó a todos, apoyó el arte y la cultura, fue mecenas. Él fue a la guerra. Él reconocido en la Historia. Ella en su Villa. Él tenía amigos poderosos. Ella menesterosos a su puerta. Él, hombre, todo a favor. Ella, mujer, el mundo en contra. Hasta para alabarla la llamaron Loca. La voz de él se oía en la Corte. Ella era callada y trabajaba para el bien. Yo voto por ella. Aún, sin Dios, sería santa.
Doña Teresa Enríquez y Don Gutierre de Cárdenas. Torrijos