El lenguaje. Nunca lo es. Si lo maneja alguien con mucho conocimiento es culpable con alevosía y premeditación y, si lo maneja un bobo, es sencillamente culpable.   La herida que deja difícilmente cicatriza, sobre todo, si te la produce la palabra escrita. De la palabra pronunciada, queda herida en el alma y el tiempo […]