…Ando buscando escaleras, pero no para subir a la cruz, sino para bajar de ella.

 

Me dijeron cuando era chica (un cura seguramente) que, en esta vida, cada uno lleva su cruz, y que al final te crucifican también en ella. Y ahora, que los curas ya no me convencen, intento dejar mi cruz: soltar lastre, decir lo que pienso, tomar café con quien quiera, usar mi tiempo a mi antojo, romper horarios, vestirme sin prejuicios, borrar recuerdos malos…

 

No quiero cruz, ni espinas, ni dolores, ni angustias. De la primavera sólo quiero la luz, y la vida que siempre empieza. Esto es así de simple…


Deja un comentario