Cirigoncia: rodeos, equilibrios, vueltas que se dan para llegar a un objetivo.

Cobertera: tapadera de los pucheros de barro que se ponían a la lumbre.

Cobertor: ropa de cama que no alcanzaba la categoría de manta por estar desgastado o ser de inferior calidad.

Cobetero: persona que fabricaba los «cobetes» en mi pueblo y a los que nunca nadie, durante mi infancia, llamó cohetes.

Condurar: palabra muy usada en mi niñez porque definía como había que alargar la duración de algo: la miel, el chorizo, el chocolate…, que precisamente no abundaban.

Cornejal: trozo pequeño de terreno en el campo. Tenía un tono despectivo por ser demasiado chico.

Correlindes: adjetivo que se les aplicaba a los niños muy pequeños cuando eran muy inquietos.

Coscas: persona hipócrita y poco clara.

Cucurucú (estar de): estar en cuclillas.

Cujón: Cada una de las puntas que forman los colchones antiguos de lana, almohadas, serones, mantas de las mulas, etc.

Currucanero: persona al que tú entregabas una finca en el campo para que te la cultivara o explotara y compartías con él los beneficios a medias.

Cutio: poco lucido, estropeado, tristón…


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