Me gustan los amigos de la infancia. Te evitan fingir. Ya saben quien eres. Me gusta el cristal porque nada oculta, muestra lo que hay detrás, hasta el café lo prefiero en vaso. Me gustan los toros. Es el único espectáculo donde todo es de verdad, donde nadie finge, donde uno puede morir y otro siempre muere. Me gusta conversar con niños  y ancianos. Dicen la verdad. Los niños dicen lo que piensan por inocencia, los ancianos porque ya a ninguna norma quieren someterse, se lían la manta a la cabeza y lo dicen tal cual. Me gusta el agua, es transparente. La seda, acaricia sin ocultar. En definitiva, me gusta lo que no miente. La verdad en todas sus dimensiones.


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